Sipnosis

Roland es un chico americano que le gusta descubrirlo todo, saberlo todo...es como el perfecto detective. Pero, lo que no puede resistir es el misterio de Anne Fyckovic, una hermosa chica pero también siniestra. Cuando Roland descubra el secreto no podrá evitar caer rendido a los pies de Anne.

domingo, 7 de agosto de 2011

Capítulo 12.

Esperaba al Sr. Collins para que me relevase. Él y yo habíamos acordado que estaría con Lisse cuando él tuviese que ir a la comisaría. Estaba sentado mirando una revista que había en la habitación donde estaba Lisse, ahora comprendía como se sentía una mujer al estar embarazada (Ya sabeís de qué iba la revista). Lisse estaba descansando, como era de suponer. Lo que le había pasado todavía era un misterio, pero le habían dejado una cicatriz en la mejilla y el cuello tenía moratones. Casi daban ganas de vomitar del mal aspecto que tenía Lisse.

Desde que fue rápidamente a urgencias, no se había despertado. Por eso, el Sr. Collins y yo nos turnábamos. Era lo más cercano que había, porque la madre de Lisse la había abandonado cuando nació. Lo que me llevaba a pensar que su madre era una hija de...mejor me calmo. No quería pensar en eso, porque si lo hacía me venía a la cabeza mujeres que son hijas de sus puñeteras madres. Como Nya, no había aparecido desde el accidente. Y creía que su relación con Lisse iba bien. Suspiré y cogí el vaso de café que me había traído una enfermera, muy amable. Bebí un poco y no pude evitar que me diesen arcadas de lo horrible que estaba ese café con olor a plantas muertas. Pero lo tragué como si mi estómago fuese de hierro.
Vale, ahora no iba a confiar en las enfermeras nunca más, aunque tengan una sonrisa bondadosa y algunas estén muy buenas. Aparté el café de mi vista y miré atentamente a Lisse.

-Báthory.-murmuró Lisse inconsciente.

-Lisse.-me acerqué a ella y le puse la mano en la frente, estaba ardiendo.

-Báthory.-repitió.- Báthory.

Lisse estaba delirando, lo que me extrañaba es que no pasase por aquí nadie. Intenté mirar al pasillo por si pasaba alguien, no pretendía dejar sola a Lisse. Es más, es algo que no me permitiría así de fácil.

-Roland.-murmuró Lisse.- Báthory.

¿Báthory? ¿De qué hablaba Lisse? Lisse abrió los ojos de pronto y se incorporó brucamente como si hubiese tenido una pesadilla. Me aparté un poco mientras Lisse respiraba entrecortadamente. Me dirigió la mirada y pude notar que estaba sudando a borbotones. Saqué un pañuelo y empecé a quitarle el sudor.

-Roland.-dijo alterada.

-Tranquilízate, por favor.-dije pasando el pañuelo por su frente.- Tienes muchas fiebre, descansa.

-¡No!-me cogió de la camiseta y me acercó.- ¡Tienes que saberlo!

-Lisse, descansa...-la recosté en la cama.- Estás muy alterada.

-Báthory, Roland.-me volvió a repetir.- Recuerda ese nombre...¡Báthory!

Empecé a sisear para que se tranquilizase y le pasaba el pañuelo por la cara para que se fuese un poco de sudor. Lisse empezó a tranquilizarse y a cerrar los párpados lentamente. ¿Qué era eso de Báthory? ¿Existía eso? Ahora recordaba que había cogido mi portátil. Fui a por él y busqué en Google. Al poner Báthory encontré que había apróximadamente 8.800.000 resultados. Fui al sitio más seguro, la apreciada wikipedia.

El nombre era una casa real de hace mucho tiempo, todo hasta ahí parecía normal. Hasta que encontré algo que me llamó la atención. Erzsébet Bathory también apodada la Condesa Sangrienta. Bien, parecía que el tema de los vampiros no se iba ni de coña. Por lo visto esa tal Condesa Sangrienta se volvió loca porque pensaba que la sangre la hacía más joven. Y aquí viene lo interesante, mataba a mujeres jóvenes o niñas para conseguir sangre y bañárse en ella. Bien, he encontrado a una sádica. Tiene el récord Guiness de la mujer que más muertes ha causado con 630 muertes, eso si que es un récord interesante. La encerraron porque estaba loca y The End. Aunque también era probable que sus enemigos se lo inventasen todo. Y así un largo bla, bla, bla... Vamos, que se notaba que Lisse deliraba.

Más abajo salía un tema de Carmilla. No dudé en cliquear aunque me fuese a arrepentir. Mira que casualidad, trataba de un libro de una joven llamada Laura que ve a una joven llamada Carmilla y que es una vampiresa. Por lo visto Carmilla está enamorada de Laura y bla, bla, bla...otra búsqueda para lo mismo. Mientras leía encontré el link de Drácula, el famoso librito que me estaba causando quebraderos de cabeza.

<<¿Esto es educativo?
En mi mundo...-pensó Enma.- En mi mundo ese libro es educativo.
Pues en el mío no.-dije dándole el libro.
Creo que estás demasiado cerca de mi mundo, Roland-dijo Enma dejándome el libro a mí.- Tú solo leételo.>>

¿Por qué recordaba eso ahora? Me venía a la mente ese libro y recordaba a esa maniática de Enma

<<Te he dado muchas pistas que no has logrado apreciar. Dudo que leyeses el libro que te presté, no existen los vampiros pero Stoker se fijó en algo para escribir ese libro. Demasiadas pistas te he dado, incluso tus enemigos te las han dado. Estás tan cerca que puedes olerlo.>>

Nya también leía el libro. Recuerdo que me sorprendió verla leyendo el libro. Cuando cliqueé en el link de Drácula, empecé a mirarlo. Por lo visto Stoker se fijó en Vlad de Valaquia, eso todo el mundo lo sabe. Pero, ahora me sentí un idiota cuando Stoker también se fijó en la Condesa Sangrienta, es decir, Elisabeth Báthory. Hasta ahí llegaba, pero ¿qué tenía que ver este asunto sin sentido con...? Apareció una bombilla en la cabeza y empecé a buscar las imágenes de Liam y de Jeremiah...Nada de sangre y dos agujeros en el cuello. Aquel asesino pensaba lo mismo que esa maniática de Elisabeth Báthory, si tomaba sangre rejuvenecía. Mierda, Enma tenía razón.

<<Tú sabes cosas y yo otras>>

-Roland.-me llamó una voz ronca.

 Levanté la mirada del portátil y vi al Sr. Collins en frente mía. Parecía agotado porque tenía más arrugas de lo normal. Como si hubiese envejecido diez años más y solo tenía 40 años.

-Sr. Collins.-titubeé y cerré el portátil.- ¿Qué tal va todo?

-Nada, todavía estamos con el caso de Jeremiah, todavía no se ha resuelto nada.-dijo.- Demasiado popular, podría haber sido cualquiera.

-¿Es posible que fuese alguna persona con tendencia canivalista?-pregunté rápidamente.

-¿Qué?-preguntó el Sr. Collins sin saber por dónde guiarse, creo que no había entendido mi pregunta.

-No, nada.-sonreí nerviosamente.- Creo que me voy, mañana voy de nuevo al instituto y necesito descanso.-cogí el portátil y me levanté.- Ya sabe, una ducha y un vaso de leche caliente para quedarse roncándo.

-Sí, no sabía que hiciese eso.

-Por favor, ¿cómo no iba a hacer caso a mi "querido" abuelo?-casi pongo la voz excesivamente aguda al decir "querido".-Bueno, hasta mañana.

Salí pitándo sin dejar hablar al Sr. Collins. A medida que me alejaba, lo único que pude oír fue que el Sr. Collins escupió algo. Estúpido café del diablo.



1 comentario:

  1. Ahora lo que queda en duda es... ¿se supone que la condesa es Nya? ¿O Anne? Te dije, Roland, deberías haber escuchado a la muy sabia de Enma xD.

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